La decepción de participar en un reality
y el hate inmediato que aparece al decirlo, incluso 10 años después
Esta semana que pasó hice un Tiktok con toda mi inocencia, luego de que me comentasen que en Amazon estaban los capítulos de la temporada de Masterchef Argentina donde participé. Mi cuenta tenía apenas un par de seguidores así que no le ví nada malo a contar, en tono humorístico, la decepción que fue participar en el certamen y cómo en el contrato jamás dimos el OK para aparecer en plataformas de streaming. Es que claro, en 2013 Amazon, PlutoTV, Netflix y demás no existían. Tampoco era popular IG y Tiktok recién se estaba gestando en la cabeza de alguien.
Me fui a acostar después de subir ese mini-video y, cuando me levanté, tenía estallada la sección “actividad” de la cuenta. Mientras yo dormía el Tiktok se había viralizado, e incluso lo habían levantado plataformas de espectáculos con títulos fuera de contexto y -atención- mi foto al lado de la de Wanda Nara.
Me desayuné con cientos de comentarios de todo tipo: con amor, con sorpresa, con intriga, con odio recalcitrante. Como escritora que soy, no puedo no hablar del fenómeno del hate. Sin embargo, lo que subyace en la violencia en redes son discursos a los que estamos acostumbrados. Maneras de pensar que manchan problemáticas realmente importantes y se instalan en la cabeza de gente cada vez más joven.